martes, 6 de diciembre de 2011

Capítulo dos: Strarstruck

"La música nos mueve a todos. Cada armonía, cada nota, cada melodía es un fino hilo que nos une sin que lo notemos, pero de todas formas estamos unidos" 


-¿Esa es Eileen? –preguntó Sandra extrañada-. Me imaginaba pecosa y de pelo negro.
-Y yo pensaba que no estaba tan buena –dijo Max.
Me reí, pero tenía razón. Eileen estaba muy buena, y era muy guapa. Pero esos ojos... Me sonaban. No era la primera vez que los veía, pero no recordaba dónde. Le quité importancia al asunto, puesto que iba a tener todo el curso para pensar en ello.
-Hagáis lo que hagáis, no le digáis lo de las zapatillas y tampoco lo de Becca ¿de acuerdo? –nos advirtió Amaia-. Y cuidadito de que no se dé cuenta de que miramos sus zapatillas, viene hacia aquí.
Me giré un poco, lo suficiente como para ponerme de perfil para que no pareciera que la estaba mirando pero tampoco dándola la espalda. Oí cómo las zapatillas iban dando pasos en el suelo, hasta acercarse a nosotros. Vaya, se ve que deberíamos tener un cartel de “si usted está perdido o quiere no que darse en ridículo el primer día de curso, pregúntenos” porque los pasos venían directamente hacia nosotros.
-Hola –saludó-. Me llamo Eileen, pero supongo que eso ya lo sepáis. Vengo a matricularme, pero llevo dando vueltas a los jardines del instituto y no encuentro el edificio.

Eso era muy común. Perderse era muy fácil en el instituto, puesto que tenía unos jardines enormes. Había tres zonas: La zona de descanso, la de ensayos y la de las clases. Las dos primeras zonas estaban más o menos en la misma explanada y una al lado de la otra, mientras que la zona de descanso, que era la favorita de todo el mundo, era un grupo de jardines que rodeaban la escuela (os preguntaréis cómo el gobierno se ha podido permitir tal cosa. En realidad, por cada... ¿diez burbujas? hay una escuela especializada. Si te mudas a otra burbuja no te cobran la mudanza, pero si sales al exterior, si).  La zona de descanso estaba compuesta, básicamente, de unos jardines enormes. Tilos, castaños, ginkos, sauces... Árboles de todo tipo y de todos los tamaños. Nuestra parte favorita de esa zona era la del sauce llorón (que era en la que estábamos en ese momento). Era una explanada con un pequeño lago y un sauce llorón enorme al lado de este. El espacio estaba, supuestamente, para que pudieran estar muchos alumnos debajo del sauce, pero como instalaron una zona de ginkos que daban mucha sombra, casi todo el mundo se pasaba el tiempo allí, así que teníamos sombra y relax sólo nosotros tres.. El sitio favorito de Amaia era la de los cerezos rosas. Eran unos cerezos que habían sido cambiados genéticamente para que sus hojas y sus flores fueran de todos los tonos de rosa. Lo mejor de ese sitio, era que como había tantas flores y tantos árboles, era imposible encontrar un sitio para poder tumbarse. O eso era lo que creía todo el mundo. Por una parte del “bosquecito” de cerezos, había un pequeño camino que daba a  un claro de hierba verde y húmeda precioso. Ese sitio estaba poco iluminado y la verdad es que era muy agradable, porque te podías echar una siesta sin que nadie te molestara. Pero Amaia fue tan inteligente de decírselo a Becca y las demás, así que el pequeño claro rosa había pasado a formar parte de los territorios de Ellas.
Las otras dos zonas (la de ensayos y la del edificio) eran las dos iguales: Una explanada enorme con un edificio gris con cristales azules, verdes y violetas (pero más que cristales parecía una masa de colores transparente que se movía).
El edificio de la zona de ensayos parecía una concha gigante: Una media esfera de acero gris plata con una zona de cristales en la parte superior con una puerta gigante del mismo cristal que las ventanas y unas escaleras de hormigón blanco enormes que ahora están llenos de carteles de actuaciones y graffiti con eslóganes como “Abajo el Senado”, “Vivir bajo el agua es vivir bajo presión” o “Nunca viviré como lo hice respirando aire natural” (este me encantaba), pero no estaba feo, como en los callejones de Nueva York o las calles de Brooklyn. Quedaba bonito a su manera. El interior del auditorio no era como los demás del exterior. No era así como antiguo y elegante. Era moderno y futurista, con unos sillones negros y blancos, luces fluorescentes azules y paredes y suelos blancos. El auditorio tenía tres salas: La de descanso, la de los camerinos y la del auditorio. Nuestra zona favorita era la de los camerinos. En nuestro instituto se hacían bailes en común, uno por sexos, otro por nivel y otro por grupos. El de común era toda la clase junta, el de sexos, chicos y chicas bailaban juntos pero en un lado los chicos y en el otro las chicas, el de nivel se dividía a los alumnos por nivel fácil, intermedio, difícil y World Dance Studio (que sólo debería haber dos o tres alumnos entre los que yo no me incluyo, aún me quedaba un año para eso, y lo esperaba con ansia) y el de grupos era un baile que montabas tú mismo en tu grupo. El grupo tenía que ser de tres a cinco personas y nadie podía ayudarte a montar el baile (pero eso no impedía que mi tío y profesor de baile Manu no me enseñara pasos de baile) Esa parecía una pared tapiada con un trozo de madera encima. Por detrás había un agujero y este pasaba por debajo del escenario. ¿Qué significaba esto? Que Sandra, Max y yo podíamos hablar con total tranquilidad sin que nadie nos molestara ni nos agobiara. Era bastante divertido saber un sitio que no debería existir, porque era imposible que alguien te molestara mientras estabas tumbado en el suelo y sentías que los bajos de una canción de LuiSea hacían que botaras de una forma frenética. Era divertido. Pero saliendo de ese sitio musical tan maravilloso, los camerinos no estaban mal. Luces, espejos, vestuario (Sandra se tendría que cambiar en algún sitio ¿no?)... un buen sitio.
El Edificio (que era así como se llamaba, se ve que los encargados de ponerle el nombre al edificio no fueron muy originales) era donde dábamos clase y, bueno, básicamente era un cubo enorme de acero plateado y cristales líquidos azules. Dentro del cubo había dos plantas: La planta baja, que era donde estaba el despacho de Samantha Daniels, la zona de inscripción, objetos perdidos, conserjería, megafonía, la cafetería y los baños. Todas esas salas eran de suelo blanco con paredes azul hielo y una ventana por lo menos.
Y luego estaba la zona de baile en la primera planta. Seis salas (una para cada estilo de baile : Funky, new style, broadway, hip-hop, ballet y commercial. Luego estaba el equipo de cheerleaders, que ensayaban en el auditorio porque las aulas tenían un techo muy bajo para hacer piruetas y saltos) divididas a tres en cada lado con un espejo enorme, un equipo de música gigante y vestuarios para cambiarse (¿que os creíais? ¿Qué Amaia bailaba con tacones? Si os contara la de veces que me ha pisado y he dado gracias a los cielos –aunque en mi caso sería “gracias a las aguas”- por no llevar esas taladradoras puestas).
Nuestra escuela no era nada del otro mundo, más bien era un poco más vieja que las demás (en 2021 hubo un problema con los cristales con los que se construyeron las primeras burbujas y algunas tuvieron grietas. Movieron a la gente que vivía en esas burbujas a algunos edificios del exterior y cuando trataron de reconstruirlas, se hizo una grieta que destrozó una burbuja por la costa de China e Indonesia)  pero no nos quejábamos. Para nosotros, bailar era como escapar del mundo en el que vivíamos para trasladarnos al nuestro propio. Creo que los alumnos que van a escuelas de baile son los únicos que quieren que llegue el día siguiente para poder ir a clase.
-No te preocupes, ya te lo decimos –dijo Sandra amablemente-. La verdad, si supieras la de veces que he tenido que hacer de guía para los nuevos, me tiraría aquí horas.
Eileen se rió. Era lo fascinante de Sandra: no podías resistirte a reírte con ella, algo que a Max y a mi nos pasaba muy a menudo. Eso era lo que hacía especial a Sandra: rebosaba carisma por todos lados.
-Si quieres puedes venir con nosotros a las clases, va a tocar enseguida –dijo Max.
-No, lo siento –se disculpó ella-. No puedo. Tengo que darle a Manu una cosa. ¿Dónde está la clase de New Style.
-Mira, vas por ese camino empedrado y aparecerás a la entrada del edificio -le indiqué, mirándola a esos ojos azules que no hacían mas que hipnotizarme y hacer que me preguntara: ¿dónde he visto yo esos ojos?-. El resto es subir por una escalera de caracol y aparecerás en un pasillo largo. Buscas la clase con un letrero en el que ponga “New Style” y allí es muy seguro que esté Manu –hice una pausa, pero me acordé de que mi tío se pasa la vida en los jardines-. Si no está, pregunta en la planta baja, en conserjería, por él. Si te dicen que está en los jardines, tendrás que esperar a que empiecen las clases, porque si ya te has perdido buscando el edificio, imagínate buscando a una persona –dije riéndome.
Eileen, Sandra y Max se unieron a mis risas. Era curioso lo rápido que Eileen nos había caído bien.
-Bueno, gracias por todo –dijo ella sonriendo-. Ya nos veremos ¿no? Aunque dudo mucho que sea por los jardines.
Nos reímos otra vez. Esa chica era la chica de mis sueños: Bailaba, era guapa, tenía sentido del humor y era un completo desastre, como yo.
-A todo esto, ¿Qué bailas? –le preguntó Sandra riéndose todavía.
-¡Todo! –dijo ella sonriente.
Le miramos perplejos. Debió darse cuenta, porque se echó a reír otra vez y nos preguntó cuando recuperó el aire:
-¿Qué pasa?
-No es muy normal que alguien baile todo -le explicó Max-. Suele ser muy caro, y acabas muy cansado.
-Creo que podré no agotarme –dijo ella sonriente-. Y por lo del dinero, seguro que una de estas –dijo señalando a las American Dancers- podría pagarme la matrícula por dos años.
No habíamos comentado en ningún momento lo de las American, y nos sorprendió que ella misma fuera la que sacara el tema, ya que nadie iría chuleándose en una escuela como esta de tener unas Dancers de edición limitada.
-Venga chicos no seáis así –nos dijo al ver que poníamos cara de sorprendidos-. Ya sé que son alucinantes, pero son como todas las Dancers que se han hecho. No son nada del otro mundo. Lo único que las hace especiales es...
-...que no deberías tenerlas –dijo una voz femenina a nuestras espaldas. Sandra, Max y yo nos giramos lentamente, esperando ver a Becca enfadada con los ojos puestos en las zapatillas, pero nos relajamos al ver a Amaia-. Becca se ha enterado que te vas a que dar un curso entero, y no le ha hecho mucha gracia Eileen.
Eileen miró de arriba abajo a Amaia, y como si ya supiera lo que iba a pasar, murmuró:
-Mierda, esto si que no me lo dijo Manu.
-Soy Amaia, encantada –dijo con una sonrisa amable en la cara. Se ve que la chica le daba pena o que la encontró simpática o vete tú a saber-. Se quién eres Eileen. Y será mejor que no lo digas a los cuatro vientos, porque te puede traer malas consecuencias, te lo digo muy seriamente, no llames la atención. Y cuando me refiero a llamar la atención me refiero a sobresalir, a bailar demasiado bien, a tener ropa muy de moda y a “eso” –le dijo preocupada señalando las zapatillas.
-¿Cuándo dices que sabes quien soy, a...  A que te refieres? –murmuró.
-Más de lo que me gustaría.
Eileen se quedó estupefacta y abrazó a Amaia. Esta nos dirigió una mirada (puesto que estábamos estupefactos. No era muy habitual que Amaia se preocupara por alguien que no fuera ella o alguna de Ellas) y le preguntó a Eileen:
-¿Lo pueden saber? –le preguntó con dulzura, como si fuera su mejor amiga o la conociera de toda la vida.
Eileen asintió
-Mirad, sé que sois las primeras personas que conozco, pero que sepáis esto ya os involucra en todo –nos advirtió Eileen mientras se separaba de Amaia -. Así que si os preguntan sobre mi sólo decid que he vivido en el exterior y que soy de San Francisco ¿vale?
Asentimos obedientemente. Y pensar que el día de hoy iba a ser aburrido.
-Veréis –empezó a contar Eileen-, ¿sabéis por qué me he podido permitir unas American Dancers? –y antes de que pudiéramos decirla nada, contestó a la pregunta que ella misma había formulado-. Mi padre es el director y fundador de Dancers Inc.
Me quedé pasmado. ¿Estaba ante la hija de Ryan Thompson? No me lo creía. En un mismo día me había enamorado, había visto a Amaia ser amable con alguien y había conocido a la hija del mejor diseñador del  mundo de zapatillas. Esto se merecía un premio, o debería ser  algún record o algo así.
-¿Qu-que t-tu pa-pad-dre es el di-direc-tor d-de Da-danc-cers In-inc? –tratamudeó Sandra.
Eileen asintió, lo que hizo que nos quedáramos más pasmados de lo que estábamos. Esto se pasaba de normal. El día había pasado de ser monótono y aburrido a dar un giro de trescientos sesenta grados.
-Ya sé que es muy raro que la chica-nueva-hija-de-un-diseñador-multimillonario venga bajo el agua a hacer un curso en una academia de poco nivel, pero es que quería cambiar de aires –dijo Eileen a una velocidad de rayo-. En San Francisco todo el mundo sabe quién soy, pero tampoco quería ir a una de esas escuelas para gente rica y famosa, porque allí todo el mundo se las da de delirios de grandeza, y eso me saca de mis casillas y me parece muy aburrido estar en un sitio donde todo el mundo se cree el mejor. Entonces oí lo de las burbujas y escogí una al azar. Tocó una cerca de esta y busqué una academia de baile. Me matriculé, pagué un curso entero, mi padre me compró un apartamento aquí y me mudé durante un curso. Me despedí de mis padres y aquí estoy. Ya podéis preguntarme lo que queráis.
Lo que hicimos a continuación no se lo esperaba para nada: La preguntamos sobre vivir en el exterior.
Ella se echó a reír en cuanto se lo preguntamos.
-¿De verdad que no queréis saber nada sobre mi padre y sobre ser la hija de Ryan Thomp...
-No –zanjo sonriente Sandra-. ¿Ves a tu padre por aquí? Yo no. Eso significa, que tenemos que preguntarte por ti, porque tu eres la que está aquí y la que importa ahora.
Eileen sonrió y nos contó en los cinco minutos que nos quedaban de descanso sobre la lluvia y la nieve (Eileen había viajado a un montón de sitios cuando era pequeña gracias a la “pequeña fortuna” de su padre), sobre su vida de pequeña en San Francisco y las fiestas, las escuelas de baile, de pasar de vivir en un pequeño apartamento de los barrios bajos de San Francisco a vivir en un lujoso chalet en el que vivían su padre, su madre, su hermano pequeño y su perro, Croqueta. Nos contó también la cara que puso su padre cuando le dijo que quería venir aquí abajo a la academia de baile.
-¡Teníais que haberle visto la cara! –dijo ella entre una sonora carcajada-. ¡No le he visto a mi padre una cara de pasmado tan grande en toda mi vida!
Entre risas y anécdotas, los cinco minutos pasaron volando y sonó el timbre (un cacharro oxidado y metálico que me parecía increíble que con todas las innovaciones que se habían desarrollado a lo largo de los años, no hubieran desarrollado un timbre que no sonara de una manera tan estridente). Nos dirigimos al aula de New style con Eileen acompañándonos.
Cuando entramos (siempre llegamos los primeros a clase y nos íbamos los últimos) , Eileen se quedó pasmada en lo respectaba a la decoración del aula. Las paredes (a excepción de la que tenía un espejo enorme que cubría casi toda la pared) estaban llenas de posters de Axxey, Montre Rela, LiuSea, Three Beat, Hugh Maxwell (el mejor coreógrafo de house que conozco) y de nuestras actuaciones. No era un estudio de baile profesional, pero era algo.
-¡Que guapo tenéis el estudio! –murmuró maravillada, sin dejar de mirar a las paredes- ¿Quiénes son esos? –dijo señalando a tres fotos pegadas en el espejo del aula.
-Son Félix, Ginna y Andrea –explicó Max-. El año pasado de Graduaron por el World Dance Studio y ahora son coreógrafos allí. Nosotros estamos intentando sacarnos el curso, pero es complicado, y necesitas como mínimo dos años de base de baile. Este es nuestro segundo año de baile de profesional, así que el año que viene, nos prepararemos para hacer el examen.
-Además, el otro examen es de impartir clases en una academia de Londres, la British Professional Academy, pero es mucho más caro y menos accesible –añadió Sandra-. Y lo mejor del World Dance Studio, es que puedes encontrar a Axxey como si fuera tu amiga de toda la vida.
Nos sentamos en el suelo, sobre las toallas que habíamos usado en los jardines, y esperamos a que llegara el esto de la gente y Manu, que lo normal es que estuviera en los jardines, mientras hablábamos sobre las colaboraciones de Montre Rela, de la  película que LiuSea haría el año que viene y sobre el libro que había escrito Frida Newham sobre la música electrónica y el dance, cuando entró Manu en clase.
-¡Siento llegar tarde! –exclamó alegremente-. Pero ya sabéis que aunque lleve aquí un tiempo eso no significa que a veces me pierda.
La clase se rió. Manu era muy bromista y le caía muy bien a todo el mundo (ahí también influía el que fuera joven), incluso hacía reír de vez en cuando a Becca, cosa que no habíamos visto todavía, pero pagaríamos por ver.
-Bueno, bueno, bueno –dijo mirando a Eileen-. Al parecer tenemos una cara nueva en la clase. Chicos –dijo dirigiéndose a todos-, esta es Eileen, viene de San Francisco, y va a quedarse aquí a hacer un curso de Mayo a Octubre.
Murmullos recorrieron la clase, pero no era por las American Dancers, si no la gente se habría quedado pasmada. Murmurarían por el hecho de que Eileen viviera en el exterior, pero eso a ella no le molestó mucho, así que Manu siguió con la presentación.
-Y como chica nueva que eres en la clase, tendrás que demostrarnos lo que sabes hacer –y se dirigió al equipo de música para poner la canción que le ponía a todo el mundo a la hora de hacer el baile de demostración: Starstruck de Lady Gaga. Manu siempre ponía esa canción, porque era antigua y poco conocida aunque fuera de Lady Gaga, y eso hacía que los bailes fueran más improvisados.
Manu le dio al play y la canción empezó a sonar y Eileen a bailar al ritmo de ella. No paraba de moverse, como si se conociera esa canción de memoria y hubiera preparado esa corografía para bailarla en la academia. Era algo mágico ver bailar a Eileen. Cada paso, cada giro, cada movimiento era increíble y perfecto. Me dejé guiar por el ritmo de la música: “Groove, slam, work it back. Filter that, baby pump that track” repetía Lady Gaga una y otra vez como si fuera unas palabras mágicas para hipnotizarme. Y al parecer lo consiguió.

3 comentarios:

  1. Qué emocionante lo que ha pasado en este capítulo!!! Eileen es una chica 10 no me extraña que se enamorara de ella xD pero menudo bombazo no? La hija del mejor diseñador de zapatillas del mundo, eso tiene que ser una pasada en este mundo que has creado xD
    Me encanta la forma que tienes de describir todo por tu estilo fluido y fácil de leer, consigues teletransportarme allí y me siento como si realmente estuviese viendo cada detalle de los edificios y los jardines. Si es que se me pasan los capítulos en seguida! xD Eres realmente buena!
    Me ha gustado muchísimo!!! Avísame cuando subas el siguiente!

    En esta entrada sólo he visto un laísmo: "antes de que pudiéramos decirla nada" xD Lo has estado revisando? Porque has mejorado mucho.
    Se te han pasado estos detallitos: "pero supongo que eso ya lo sepáis" es cuando Eileen saluda. "para trasladarnos al nuestro propio" cuando describes a los estudiantes de baile.
    Estas partes son un poco confusas: "Era bastante divertido saber un sitio que no debería existir" si me permites una opinión XD conocer quedaría mejor ahí. "todo el mundo se las da de delirios de grandeza" quizá quedaría mejor, se da delirios de grandeza.
    Aquí "El día había pasado de ser monótono y aburrido a dar un giro de trescientos sesenta grados" se te coló, si das la vuelta entera vuelves a estar en el mismo sitio xD
    Aquí se te pasó la tilde "-No –zanjo sonriente Sandra-" y aquí el se "El año pasado de Graduaron por el World Dance Studio"
    En este trozo también se te pasó lo de los tiempos verbales distintos: "siempre llegamos los primeros a clase y nos íbamos los últimos"

    Espero que no te parezca mal, pero es que me gusta muchísimo tu historia y creo que con estas pequeñas sugerencias quedaría perfecta, si no te gusta dímelo que no lo vuelvo a hacer xD A mí me gustaría que la gente me dejara comentarios de este tipo porque me ayudarían a mejorar muchísimo!

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  2. No no
    si me parece genial que me corrijas! Aunque tampoco te pases xD
    Gracias por comentar!
    me pasare por tu blog!

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  3. Me encanta, de verdad. Me apasiona tu historia. A veces te explayas un poco en las descripciones, pero no le quita atractivo. Estoy enamorada de tu historia, de verdad, ¡hay que ver lo que engancha!

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